Hoy me encuentro mejor .¿Y sabeis qué? Os voy a contar un secreto.
Fijaos, tan sólo ayer por la tarde seguía estando mal. Llevaba bastante tiempo así, pero anoche no podía más. En la cama, con la luz apagada empecé a pedirle a Dios que me ayudara, que no aguantaba sentir lo que estaba sintiendo, que se llevara mis miedos, mi inseguridad, mi angustia. Que me dejase caminar a su lado llevando una carga ligera porque yo con la mía no podía. Y de repente surgieron de la oscuridad de mi cuarto y de mi mente dos lindas imágenes de Cristo y de la Virgen María. Fue una visión tan bella, tan llena de paz, y tan real. Al instante mi alma se llenó de tranquilidad, y pude dormirme con la seguridad de que Dios me salvó. Otra vez. Y es que Él , si se lo pedimos de corazón, si admitimos que es el único que salva. que sin Él no somos nada, si actuamos así, Él nunca, nunca, nunca, nos dejará. Porque, sencillamente, nos ama.