En mi entrada de lunes (cada vez me doy más cuenta) hablo de la solidaridad. Un amigo me dijo que si bien es cierto, es difícil -y triste- distinguir lo hecho por amor a Dios de lo hecho sólo por altruismo. Es cierto. Pero lo que sí es cierto, por lo menos para nosotros creyentes, es la palabra de Dios. Y los apóstoles en un evangelio dicen a Jesús que han impedido curar enfermos a unos porque no eran de los suyos. Pero Él les reprende diciendo que deberían haberles dejado ya que -algo así- todo el que no va contra mí, está a favor mío.
En mi opinión los altruistas, ya que aman al prójimo, están a favor de Él, lo que les pasa es que les falta el don de la fe. Y ese no es a nosotros a quienes toca concederlo. Lo único que podemos es rezar pidiendo al Señor que les conceda ese MARAVILLOSO DON.