……….
Debí continuar en aquel estado unos minutos , porque de pronto desperté bruscamente alertado por la hora, comprobando que sólo había dormido un rato. Me desperecé e incorporándome pensé si aquel chaval que acababa de ver estaría sintiéndose feliz. No con la felicidad que yo sentí, eso seguro. Y encima gratis, no por la pasta que me pedía.
Verdaderamente, la felicidad es Dios.