¡Cómo quisiera yo que lo que pide San Juan Crisóstomo pudiera cumplirse hoy en día! Él dice -y en eso estoy superdeacuerdo- que ya que los cristianos salimos felices y en paz de la iglesia (nunca he visto una cara triste al salir de mi eucaristía), debemos mostrar esa alegría para que así los que no vienen a la celebración, sientan curiosidad y vengan.
Yo misma hice una entrada en este blog _ Una pregunta_sobre algo similar.
Pero por desgracia hoy en día, y no sólo en la religión…, muchas personas van a lo suyo, y están «tan preocupadas con sus problemas» que parece que llevaran orejeras como los burros -sin ofender a los burritos, que son especie protegida- y no hay tu tía.
Pero bueno, tú y o seguiremos demostrando que asistir a la eucaristía es visitar a un amigo y encima salir totalmente renovado. Vamos, que merece la pena.